¿Cuántos Haitís? Ésa es la pregunta que J. Saramago se hace el 19/02/2010 en su Cuaderno. Y nos habla de “los otros mil Haitís que existen en el mundo, no sólo... esos que prácticamente están sentados sobre inestables fallas tectónicas para las que no se les ve solución posible, sino también... los que viven en el filo de la navaja del hambre, de la falta de asistencia sanitaria, de la ausencia de una instrucción pública satisfactoria, donde los factores propicios para el desarrollo son prácticamente nulos y los conflictos armados, las guerras entre etnias separadas por diferencias religiosas o por rencores históricos cuyo origen, en muchos casos, se perdió en la memoria aunque los intereses de ahora se obstinan en alimentar... Ésos son los Haitís que hay que salvar...Los muertos de Puerto Príncipe ya hacen compañía a los muertos de Lisboa (y aquí hace referencia al terremoto de Lisboa de 1755, ese día “Lisboa fue Haití”). No podemos hacer nada por ellos. Ahora, como siempre, nuestra obligación es cuidar de los vivos.”
Y para ello, para cuidar de esos “vivos que siempre estuvieron muertos porque la vida plena les fue negada, esclavos que fueron de señores, esclavos que son de la necesidad”, la Fundación José Saramago edita un libro cuyo precio íntegro (15 euros) será entregado a Cruz Roja. Los destinatarios son los sobrevivientes del terremoto de Haití. El libro elegido, La balsa de piedra, no ha podido ser más adecuado. En él, la Península Ibérica se aparta del resto de Europa, a causa de un cataclismo que ningún sismógrafo ha podido registrar. Comienza a navegar por el océano, primero con rumbo desconocido, y luego claramente orientada hacia América del Sur.... Como acostumbra, en su crítica moral y social, Saramago nunca afronta los problemas de frente, sino que los rodea bajo las formas de lo fantástico y lo alegórico, dejando al lector la tarea de comprender a dónde quiere ir a parar. En esta ocasión, la novela es un alegato contra la injusticia histórica, en la que unos pocos ostentan el poder y los privilegios, y otros muchos se quedan con la pobreza y la explotación. El planteamiento de la novela nos conduce a una utopía: la creación de un equilibrio en el cual la justicia sea accesible para todos, y especialmente para los países oprimidos a lo largo de la historia, despojados de su patrimonio económico y cultural.
Y para ello, para cuidar de esos “vivos que siempre estuvieron muertos porque la vida plena les fue negada, esclavos que fueron de señores, esclavos que son de la necesidad”, la Fundación José Saramago edita un libro cuyo precio íntegro (15 euros) será entregado a Cruz Roja. Los destinatarios son los sobrevivientes del terremoto de Haití. El libro elegido, La balsa de piedra, no ha podido ser más adecuado. En él, la Península Ibérica se aparta del resto de Europa, a causa de un cataclismo que ningún sismógrafo ha podido registrar. Comienza a navegar por el océano, primero con rumbo desconocido, y luego claramente orientada hacia América del Sur.... Como acostumbra, en su crítica moral y social, Saramago nunca afronta los problemas de frente, sino que los rodea bajo las formas de lo fantástico y lo alegórico, dejando al lector la tarea de comprender a dónde quiere ir a parar. En esta ocasión, la novela es un alegato contra la injusticia histórica, en la que unos pocos ostentan el poder y los privilegios, y otros muchos se quedan con la pobreza y la explotación. El planteamiento de la novela nos conduce a una utopía: la creación de un equilibrio en el cual la justicia sea accesible para todos, y especialmente para los países oprimidos a lo largo de la historia, despojados de su patrimonio económico y cultural.
todos somos iguales e non debemos discrminar a ningen por que sea de diferente raza e lugar
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